¿Puede la superpoblación causar la destrucción de la especie humana? Los ratones tienen la respuesta
Ya hemos visto anteriormente que con más de 7 mil millones de personas en el mundo, resulta complicado hacerse una idea de los recursos y de lo mal repartidos que están.
Con una masa poblacional en continua expansión demográfica, no es de extrañar que los mensajes de alarma se sucedan preveiendo escenarios apocalípticos y derrotistas, lamentable puede que no estén equivocadas.
Y es que todas las civilizaciones que han existido en la historia han terminado colapsando tarde o temprano. La única que aun no lo ha hecho es la civilización actual, gracias al uso de la tecnología, el conocimiento de la medicina y la higiene, el transporte y la globalización.
Sin embargo, al ritmo de crecimiento que vamos y con el cambio climático en ciernes, el sistema de extracción de alimentos y recursos energéticos se volverá insostenible en un mundo superpoblado.
¿Puede la superpoblación ser el motivo de nuestra destrucción?
Nada es seguro, pero el etólogo John B. Calhoun estuvo varias décadas estudiando los efectos adversos de una población descontrolada, utilizando para ello ratones de laboratorio.
Para ello Calhoun creaba lo que él llamaba “universos”, pequeños mundos en miniatura en los que los ratones tenían toda la comida e infraestructuras que necesitarán para estar totalmente libres de depredadores, enfermedades y cambios climatológicos. La única limitación que existía era el espacio.
El más famoso de los mundos que creó Calhoun, fue sin duda, el Universo 25; un mundo ideal construido en 1968 y que tras 4 años en funcionamiento presentó unos resultados tan asombrosos como perturbadores.
El Universo 25.
El Universo 25 fue un pequeño recinto cerrado de 2,5 m2 de superficie y 1,37 metros de altura, diseñado con el objetivo de ser el paraíso terrenal de los ratones de laboratorio. El lugar tenía todo el alimento, agua, material de nidificación y lugares para construir nidos ilimitados durante todo el experimento.
Las condiciones de temperatura y humedad se mantuvieron ideales y el recinto se limpiaba a fondo cada cierto tiempo. En un inicio, el recinto se inauguró introduciendo 4 parejas de ratones perfectamente sanos, lo que sucedió en el experimento se describió en 5 fases.
Fase A: días 1 al 104.
Durante los primeros 104 días los ratones se sintieron agitados y alterados debido al nuevo entorno, pero una vez se familiarizaron, comenzaron a reproducirse.
Fase B: días 105 al 315.
También llamada fase de crecimiento rápido en un entorno ideal. La población de ratones se duplicaba cada 55 días; para el día 315, más de 600 ratones vivian en Universo 25, organizados en 14 grupos sociales con un macho dominante y roles sociales bien definidos para cada uno de los individuos.
Fase C: días 316 al 560.
Una vez que el grupo alcanzó la cifra de 615 individuos, la tasa de crecimiento se redujo y la población pasó a duplicarse cada 145 días.
Los problemas de espacio comenzaban a ser evidentes ya que más de 300 machos competían constantemente por conquistar y mantener una parcela de territorio y poder reproducirse. Ante tal estrés, muchos machos comenzaron a abandonar el territorio, perdiendo el atractivo ante las hembras, lo que se tradujo en una bajada de la tasa de reproducción.
Las hembras fértiles por su parte trataron de ocupar el rol abandonado de los machos para proteger los nidos, volviéndose más agresivas. Esta nuevo rol femenino afectó a las nuevas camadas de ratones, las cuales disfrutaron de un periodo de lactancia más corto, fueron abandonadas, atacadas y/o devoradas por sus propias madres. La sociedad estaba empezando a colapsar.
La agresividad del grupo aumentó y se volvió un rasgo generalizado. A pesar de que había comida en abundancia en los extremos del recinto, los machos más débiles quedaron acorralados en el centro del hábitat, lejos de los comederos y de los recursos. Estos machos continuaron rindiéndose a la desidia y y la inactividad casi total, pero en ocasiones y de forma impredecible, estallaban en cólera y atacaban en masa a otros ratones. Calhoun, denominó a este grupo “la Cloaca del comportamiento”.
Para el día 520, la población alcanzó los 2.200 ratones que vivían en un mundo anárquico, violento y casi sin de eso. A partir del día 560, ya no había más crecimiento: morían más ratones de los que nacían.
Fase D: días 561 al 1471.
Llegados a este punto, la violencia entre grupos estalló, y comenzó el canibalismo de las crías con bastante frecuencia.
Un grupo de machos se atrincheró en una zona protegida dedicándose en exclusiva al cuidar su cuerpo acicalando su pelaje todo el día, mostrando una total apatía por cualquier otra actividad, sin pelear y sin mostrar el más mínimo interés por la hembras. Calhoun los bautizó como “los guapos” porque no tenían heridas ni cicatrices.
La mayoría de las hembras que nacieron ya no se quedan embarazadas, ni tenían comportamientos maternales y de las pocas crías nacidas, muy pocas alcanzaban la edad adulta. Con este escenario, el día 600 nació el último ratón que se convirtió en adulto.
El día 920, la tasa de nacimiento es cero. Llegados a este punto, la edad media de la población es de 776 días, 200 días más que la edad que marca la menopausia en los ratones.
El fin.
El día 1471 finalizaba el experimento. Sólo quedaban vivos 27 ratones, de los cuales 23 hembras y 4 machos. El más joven de todos, tenía 987 días edad, el equivalente a 90 años de vida humana.
Colapso en la abundancia.
Lo más llamativo del experimento es que en todo momento los ratones recursos de sobra, incluso en el máximo de población, nunca faltó agua, comida o lugares de nidificación. Sin embargo, la superpoblación destruyó la estructura social y mental de los ratones, empujándolos hacia comportamientos violentos y asociales. Según Calhoun, el colapso se produjo cuando los ratones dejaron de comportarse como ratones, algo que él denominó como “la primera muerte”.
Aunque diversos ratones del Universo 25 fueron extraídos y recolocados en nuevos ambientes sanos, su comportamiento no cambió. Pero lo más sorprendente fue que cuando se introdujeron ratones nuevos y normales en edad de procrear en el Universo 25, no mostraron conductas reproductivas.
7 mil millones de humanos y aumentando.
Ciertamente es muy aventurado parangonar el comportamiento de los ratones al de los humanos dada nuestra mayor complejidad social, y el desarrollo técnico y tecnológico que desarrollamos, pero estoy completamente seguro de que habrás identificado similitudes, que como poco invitan a la reflexión.
¿Qué nos deparará el futuro? No lo sabemos, pero en un Universo 25 como es la Tierra donde aun existen recursos para todos, existe hambre, conflicto, guerra y violencia. Tal vez los humanos hemos dejado ya de comportarnos como humanos.
ARTICULOS RELACIONADOS
loading...