Para Milorad Marinkovic, de 30 años, que perdió el uso de su mano derecha en un accidente de moto hace más de una década, la mano biónica le ha permitido sostener objetos como un emparedado o una botella de agua, y más importante, jugar con sus tres hijos.
"Puedo lanzar cosas, pero es difícil atrapar una pelota porque mi mano derecha aún no es tan rápida y natural'', señaló el conserje de Viena.
El doctor Simon Kay, que escribió el comentario que acompañaba al artículo y realizó el primer trasplante de mano en Gran Bretaña, dijo que las manos biónicas siempre tendrán grandes límites, señalando que el cerebro tiene miles de formas de enviar mensajes a una mano humana, pero que una prótesis robótica no puede gestionar tanta complejidad.
CONEXIÓN ENTRE CEREBRO Y EXTREMIDADES