La piel, como se sabe, es el mayor órgano del
cuerpo humano, así que hay mucho terreno para cometer errores con su trato.
Limpieza en exceso o demasiado poco; pelar a un bebé al cero "para que el
cabello salga más fuerte" (el pelo pertenece al campo de la dermatología,
pues no es más que la continuación de la piel que reviste el cráneo) o
adherirnos ciegamente a las últimas novedades en cremas. Por no mencionar las
quemaduras de verano. Los dermatólogos son tajantes: hay que prestar atención a
cada lesión de la epidermis. "Por norma general, se acude tarde al médico.
Y muchas veces no son lesiones importantes, pero otras sí, es una cuestión de
prevención. Y una buena inversión", valora Raúl de Lucas, jefe de sección
de Dermatología Infantil del Hospital La Paz de Madrid. Estos son los
principales errores que cometemos con nuestra piel y cabello.
1. Acostarnos sin limpiarnos la cara. "Necesitamos retirar las células muertas
que se acumulan en la superficie de nuestra piel, así como el sudor, el sebo,
el polvo, la contaminación o el maquillaje. De esta forma, nuestra piel se
volverá más activa y absorberá mejor los principios de los cosméticos que
aplicaremos después", aconseja María Segurado, jefa de sección de
Dermatología del Hospital Sureste de Arganda del Rey. "La limpieza diaria
evita en gran parte que nuestros poros se obstruyan, se dilaten y aparezcan
granitos. Además, aporta luminosidad. Y se debe realizar mañana y noche, sobre
todo si usamos maquillaje, con agua y jabón o lociones desmaquillantes".
2. Abusar de las toallitas. En efecto, este tipo de productos sirven
para limpiar la piel, son rápidos y muy cómodos. "Sin embargo, no realizan
una limpieza con profundidad", advierte la dermatóloga, quien aconseja
aclarar con agua después de su uso. Para lavar la cara en condiciones, hay que
utilizar "siempre productos limpiadores y jabonosos", aconseja
Segurado, "que dependiendo de la textura que se prefiera pueden ser en
gel,mousse, pastilla o leche limpiadora". Sin olvidar aplicar después un
tónico, "para calmar y retirar los restos del agua", añade.
3. No usar protector solar o hacerlo
inadecuadamente. El sol es
la principal causa del envejecimiento de la piel y, también, de enfermedades
graves como el melanoma. “Los rayos UV llegan a nuestra piel todos los días del
año: en invierno, en días nublados o de lluvia, a través de los cristales del
coche o de la oficina. De ahí la insistencia en la importancia del uso de un
buen protector solar todos los días, el mejor cosmético antienvejecimiento.
Además, debemos recordar aplicarlo en una cantidad adecuada: por ejemplo, para
el rostro, el equivalente a la mitad de una cucharita de café. Y repetir cada
dos o tres horas”, señala Segurado. Sin embargo, tampoco hay que usar
"obligatoriamente" uno de 50, sostiene Raúl de Lucas. “Con uno de 30
es suficiente si no hay ninguna patología. A partir de ahí, no hay grandes
diferencias, aunque conviene no abusar del sol porque ningún fotoprotector
protege totalmente”, advierte el especialista.
4. Exfoliar la piel enérgicamente (y muy a
menudo). La piel
normal se renueva cada tres semanas, aproximadamente. Sin embargo, a medida que
pasa el tiempo este proceso se va volviendo más lento y las células muertas se
acumulan, lo que da a la piel una textura irregular y un aspecto más apagado.
"La exfoliación, tanto química como mecánica, es importante para eliminar
estos restos de células y retirar a fondo los de sebo, sudor y suciedad,
dejando una piel uniforme, unificada y luminosa. Pero, si se hace de forma
frecuente, puede producir irritaciones y rojeces. Lo recomendable es una vez a
la semana", avisa Segurado.
5. Subestimar la importancia del jabón. La higiene de nuestra piel debe ser la
adecuada según cada necesidad. "Los jabones para el aseo diario tienen que
ser compatibles con el pH de la piel, cifrado en 5 aproximadamente, es decir,
un pH más bien ácido. Sin embargo, los jabones suelen tener un pH mucho más
alcalino, que altera la piel y puede producir problemas de sequedad, picor y
dermatitis. Debemos elegir limpiadoras extrasuaves, con pH entre 5 y 6, con
pocos agentes jabonosos y con ingredientes emolientes tales como glicerina o
aceites, para que no sean muy agresivos con la barrera lipídica", añade el
doctor.
6. Manipular las lesiones de acné. Sobre todo las espinillas o comedones
cerrados (granos). Tocar este tipo de lesiones "puede causar inflamación y
sobreinfecciones, dejando como consecuencia una cicatriz residual poco
estética", advierte Segurado. Se recomienda aplicar algún producto
antiacné diseñado, específicamente, para ellas. Si no queda más remedio
(imaginemos que mañana va a un fiestón), es el método más seguro para su
extracción.
7. No dormir lo suficiente. Ya aclaramos que la fisiología de la piel no
cambia del día a la noche, pero las cremas cunden más (sin sudor, roces u otros
factores). Además, los efectos de la falta de sueño en la piel son
devastadores. En un estudio llevado a cabo por la Academia Europea de
Dermatología, y en el que se privó de sueño nocturno durante ocho horas a 12
voluntarios, se constató que aparecieron arrugas finas y ojeras en los
párpados, hinchazón alrededor de los ojos, rojeces y pérdida de luminosidad.
8. Tratar con cremas la grasa de la piel. “No existen lociones para el exceso de
producción sebácea”, advierte el especialista. Aunque sí hay cremas que
empeoran la situación, provocando la aparición de granos. Para combatir la
grasa hay una máxima: limpiar y limpiar. “Para hacerlo bien, hay que utilizar
productos limpiadores espumosos que arrastren el sebo”, aconseja Segurado. “Una
piel grasa siempre lo será, pues es un problema hormonal. Pero conviene, en la
hidratación, decantarse por las cremas tipo gel transparente osérumlíquido”,
precisa.
9. Aplicar hidratante para la dermatitis
atópica. “Esta
patología [reacción en la piel que lleva a hinchazones y enrojecimientos] es
muy frecuente en los niños: afecta a un 20% de la población infantil”, explica
el jefe de Dermatología Infantil de La Paz. “Y es muy común aplicar hidratante
como tratamiento, cuando lo que se necesita es un corticoide u otro
medicamento”. El especialista anota otro error: prescindir del baño diario para
los pequeños. “El desencadenante de esta dermatitis es una infección bacteriana
que se combate con el baño y jabones adecuados”, dice.
10. Eliminar todos los lunares del niño (y
raparle). Cuando los lunares son congénitos, es decir, han nacido
con el niño, “no es necesario quitarlos”, destaca De Lucas. Otro error habitual
es rapar al niño cuando nace para que le salga el pelo más fuerte. “No
funciona. Ese pelo está en fase de reposo y va a tener una caída fisiológica en
los 3-4 primeros meses de vida, y saldrá después igual, cortándolo o no”. Y
esto afecta también a los adultos.
11. Rehuir del lavado diario del cabello. La Asociación Española de Dermatología y
Venereología (AEDV) no propone una frecuencia de lavado del cabello, al
considerarlo una opción personal con una sola norma: "Cuando esté
sucio". ¿Y si es todos los días? También. En absoluto se cae más porque
así sea, según los especialistas consultados. "La limpieza del cuero
cabelludo, y de la piel, es un hábito higiénico recomendable para mantener la
elasticidad, brillo y buen crecimiento del cabello. Cuanto menos se lave la
cabeza, más se incrementan disfunciones como caspa, grasa,
picores…", advierte Gorrochategui.
12. Prescindir del champú por motivos
ecológicos. La AEDV avisa de los riesgos de esta tendencia conocida
como no poo, cuyos defensores se aferran a "lo
natural" para lavar el pelo solo con agua o bicarbonato. "El champú
elimina la grasa producida por las glándulas sebáceas, donde quedan atrapadas
células muertas, suciedad o sustancias de lacas o gominas. Esta grasa o sebo debe
eliminarse periódicamente por razones que van más allá de lo estético, ya que
supone una importante fuente de microorganismos que puede favorecer
infecciones", comentan en la asociación. "El bicarbonato, que sí
elimina la grasa, puede producir irritación o decolorar el cabello",
zanjan.
El mito de las canas
Lo hemos
escuchado mil veces: "si te arrancas una cana, saldrán otras nuevas".
Pero no es cierto. "El cabello canoso es debido a un envejecimiento del
folículo piloso y ausencia de melanina, es un proceso progresivo que
normalmente sucede en la edad adulta", explican los especialistas. Y le
seguirán saliendo… se las arranque o no.
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